Después de la muerte de su madre, Sarah lucha por darle sentido a su vida, su propósito y su fe. Después de pasar la mayor parte de su adolescencia tratando de encontrar una cura para la enfermedad de su madre, lucha contra sentimientos de culpa y fracaso que la hacen caer en una espiral descendente. Cuando un estudiante transferido llega a la escena, se interesa mucho por Sarah y la ayuda a encontrar lo que ella consideraba perdido.